Sin título.
No estoy seguro de cual sea el principio de todo ¿Será acaso un tornillo, alguna antena o algún cable? ¿Será el micrófono que me permite hablar, o la batería que alimenta mi energía? ¿Podría ser la pantalla que me permite observar al mundo, o quizás sea el chip en el cual almaceno mis recuerdos? ¿Quién podría decirlo con certeza?
Durante las últimas noches, cuando mi amo está cerca de oprimir mi botón de apagado, me encuentro a mí mismo rumiando sobre absurdas reflexiones que no me llevarán a ningún sitio, sin embargo, por inútil que parezca, no logro evitarlo, a estas altas horas de la noche mi mente siempre transita obstinadamente la lejana carretera de mis recuerdos en búsqueda de algún sentido, algún secreto oculto que resuelva mis dubitaciones.
El recuerdo al cual regreso con mayor insistencia es el de mi primer hogar: Aquel sitio enorme, de paredes blancas y arquitectura imponente, falto de decoraciones de ningún estilo, pero equipado con maquinaria oxidada y monótona y rebosante a su vez de empleados de uniformes extraños y miradas desgastadas, aún aparece vívidamente en mis sueños y pese a haber sido un lugar frío e industrializado, siempre me lleno de enternecimiento al rememorarlo.
Entre aquella multitud de empleados, seguramente se encuentra la persona que me obsequio la vida, aquel (o aquellos), que conectó el circuito necesario para crear mi conciencia, pero no sabría decir a ciencia cierta, quienes fueron, no recuerdo con seguridad cual fue el momento en el que llegué a pensar por primera vez, no logro recrear de manera nítida mi primer recuerdo, pienso que podría ser el rostro de algún trabajador, seguramente aquel a quien podría llamar padre o madre, pero los rostros de toda la gente que he visto se entremezclan en ese recuerdo y un día puedo ver a una persona como otro veo a alguien totalmente diferente.
Algo sobre lo cual estoy plenamente seguro es de que tengo un creador, si bien, como sucede con la mayoría de los seres mortales, nunca le he visto, yo sé que existe, aunque no sepa cómo se vea. Sé que es el fundador de la empresa que me concibió y que siempre está muy ocupado, pues nunca baja hasta la fábrica para presenciar el nacimiento de sus creaciones. A mi creador le debo la vida, aunque no le conozca y le debo mi lealtad; por él yo debo ser el mejor, debo venderme muy bien, debo superar a sus competidores, debo ser muy deseado, debo agotarme a mí mismo y después ser desechado, este es mi género de vida, ¿Pero acaso no todos compartimos el mismo destino, independientemente de nuestra condición y de nuestro génesis?
Oh, ya no puedo seguir con mi línea de ideas… ya viene… me están apagando… Ya mañana será otro día monótono y aburrido, de búsquedas innecesarias en el internet, de vídeos absurdos y mal editados, de revisar correos con ofertas de trabajo falsas, y al final de la jornada, otra hora de reflexiones infructíferas… si… otro día será… aunque no reconozco este lugar en el que me están dejando… ahora estoy viendo un lugar muy desagradable… si tuviera olfato creo que me darían ganas de vomitar… pero no importa… mañana reflexionaré sobre esto, aún hay tiempo, aún tengo tiempo…
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